Valiente, poderosa, culta, orgullosa, elegante y con un carácter fuerte y duro, María Félix conquistó al mundo con sus hermosos ojos negros y su inigualable sentido de la moda.
Su belleza era original, real, cuando ella surgió no se parecía a nadie. Ella era su propio canon de belleza llegando a ser inspiración de grandes diseñadores como Valentino, Christian Dior, Chanel, Givenchy entre otros.
Su fisonomía se conforma a lo que se consideraba belleza clásica: cara larga, frente alta y despejada, la nariz recta, pómulos altos, piel morena clara, cejas marcadas, la boca pequeña y los ojos negros y grandes. El rostro en general denota nobleza, generosidad, grandeza de alma, valor.
La proporción de su cuerpo, la armonía de las facciones y la expresión en su mirada brava y retadora hace que fuera considerada una de las mujeres más bellas del mundo.
Ser un personaje, tener una imagen pública, sostener un éxito por décadas, parece cosa fácil pero atrás de todo esto hay inteligencia y disciplina. No es cuestión de ponerse a levantar la ceja o llevar unas peinetas en el pelo, o hablar, vestirse y moverse como ella, para eso hay que empezar por dentro,
Su belleza es hierática es por eso que impone y cautiva y se hace memorable, como una imagen. Su magnetismo se centraba en los ojos que atraían y fulminaban al mismo tiempo.
Por Carolina Barba
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