Por Cynthia Islas
Cuando escuchamos la palabra imagen inmediatamente pensamos que es un recuerdo basado en algo que vivimos, vimos o sentimos. Muchas veces se piensa que ésta imagen es algo superficial que podría ser un disfraz utilizado por personas o instituciones para proyectar características que muchas veces no tiene coherencia con su esencia.
Lo anterior tiene cierto grado de verdad, la Imagen Pública tiene dos caminos el cielo o el infierno, el segundo es el que ayuda a engañar o manipular sin importar los medios, y el primero es el que busca comunicar el valor de la esencia que tenga la persona o institución a través de un método transparente y honesto.
El ejercicio o deporte tiene la cualidad de ayudarnos a conocer y definir nuestra propia esencia. Te enfrenta a retos no sólo físicos si no mentales y por qué no, también a encuentros con lo más profundo de nuestro ser, es decir nuestro propio corazón, ya que de forma individual los seres vivos contamos con un amor propio, manifestado a través de un don maravilloso que nos vuelve una extensión de un ser todo poderoso, llámese Dios o energía del universo.
Como ejemplo está la actividad del “running”. Aunque no se realiza en equipo como otros deportes, es un ejercicio que te pone en contacto con tu mente, mostrándote tus debilidades así como tus fortalezas, pero sobre todo tus oportunidades. Estas últimas te hacen ver lo que aun no eres pero puedes ser, porque reconoces tu esencia, sólo que hasta ese momento no te habías dado cuenta de ella, te das cuenta que el control sobre lo externo nunca se comparará con el autocontrol. Lo imposible se vuelve posible, y todo gracias a ese amor que se encuentra en todo ser humano y que definitivamente nos pertenece.
Así es la Imagen Pública, cuando se trabaja a fondo se ven las debilidades, las fortalezas pero sobre todo las oportunidades, las cuales después de ser trabajadas se comunican por medio de estímulos verbales y no verbales.
¿Y tú ya sabes de qué se compone tu esencia?
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